
El canto de la Pachamama
La Pachamama para los quechuas y el mundo andino es más que la madre tierra, es el planeta tierra. Una palabra que unifica no sólo la naturaleza como sinónimo, sino también los seres humanos que vivimos en ella. En esta idea de madre-planeta tierra no existe división entre la sociedad, la cultura, -que necesita dominar y explotar su entorno- y la naturaleza, que imaginamos vegetal, animal y mineral, ya que nosotros y el planeta somos una sola vida palpitante dentro de esta figura llamada Pachamama.
Lejos de ser una diosa, al estilo de Ceres, diosa de la agricultura, o de Hera, diosa de la tierra, Pachamama es la fuerza natural, el pálpito que nos hace vivir, junto con el sol, el Tata Inti que nos da luz y energía. Aquí funciona la pareja cósmica dándonos vida.
Somos parte de la Pachamama. Somos Pachamama. No estamos diferenciados. En un sentido amplio, Pachamama es Todo lo que existe. El Universo en que está nuestro planeta moviendo oxígeno, carbono 14, plasma, etcétera. Como no existe la posibilidad de diferenciarnos de la Pachamama. Destruirla, modificarla, explotarla, tiene el mismo sentido para un quechua y para muchos indígenas del mundo que para un occidental: hacerse daño por puro gusto.
Entender esta unión es sustancial hoy en día para comprender que necesitamos de todos para seguir viviendo y que somos, la naturaleza y la cultura, una sola unidad, esta Pachamama que necesita de cuidado.
El concepto de ‘ecología’ podemos verlo desde este punto de vista no ya como la defensa de la naturaleza contra la depredación de los seres humanos, sino como el cuidado de nosotros mismos, de nuestro entorno, tanto hacia fuera, como hacia adentro.
Parte inherente a nuestros derechos humanos, vitales, universales, planetarios. De igual manera, el canto de la Pachamama es el mismo canto que escuchó Pitágoras por medio de las matemáticas: la música de las esferas, la armonía vibratoria que cada planeta emite, componiendo una única armonía del sistema solar, hoy constatada por la NASA.
Detenerse y escuchar el canto de la Pachamama es tomarle el pulso a nuestro propio pálpito para saber si sigue las notas de la canción de la vida, armoniosa y gentil, o de la canción de la muerte.
Dorelia Barahona Riera
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